LAS ETIQUETAS DEL DOCENTE
Coach, tutor,
orientador, asesor e influencer son términos que a simple vista no parece que
deban estar en el mismo grupo. Para comprender la relación que pueden tener entre
si debemos tratar de entender estos conceptos uno por uno.
En primer lugar, el
coach. Este concepto está ligado a la motivación y, atendiendo a esto, sin duda
podemos relacionarlo con la profesión docente. Sin embargo, debemos plantearnos
que motivación ofrece el coach. El coach que podemos ver a través de los medios
de comunicación vende soluciones a problemas complejos a través de consejos
prácticamente recogidos del refranero popular que difícilmente pueden llegar a
ayudar a nadie. La motivación que requiere un alumno no debe basarse en eso.
Debe entender el contexto del alumno, conocer sus emociones y jamás prometerle
soluciones sencillas. Por lo tanto, en este caso prefiero sustituir la etiqueta
de coach para un tutor por la de “motivador”.
Entendemos al tutor como
aquel profesor particular encargado de la educación de los hijos de una
familia. Sin duda, es un término que debemos adaptar al contexto que tratamos,
ya que un tutor también es aquel docente que más allá de impartir una o varias
materias, se encuentra ligado a una clase en un plano que va más allá de
impartir la materia. A partir de esta segunda definición es claro el nexo entre
el tutor y el motivador.
El siguiente concepto es
orientador, es decir, aquella persona que aconseja, que orienta y que guía en
el plano pedagógico o profesional. Esto implica tareas de una complejidad que
exige la adquisición de una formación que va más allá de la que tiene el tutor.
El orientador no está capacitado para impartir una materia, al mismo tiempo que
el tutor no lo está para aconsejar en un plano psicológico.
El influencer es por definición aquella persona que influye en otros. Pero como ocurre con el término coach, debemos preguntarnos que influencia hay que ejercer sobre los alumnos. Un tutor debe dar ejemplo, sin duda, pero ¿eso significa que deba ser imitado? Un tutor debe tratar de que sus alumnos sigan los pasos que él recomienda, pero ¿deben seguirlos a ciegas? Pueden surgir muchas dudas respecto a este término y, desde mi punto de vista, la solución puede estar en incluir las características validas de este concepto en el anterior, asesor.
A diferencia del
influencer, el asesor no es un espejo en el que mirarse, es alguien a quien
hacer preguntas, que te ofrece información y que te ofrece posibles soluciones.
La decisión sigue siendo responsabilidad del alumno, y la formación de su
carácter se produce no emulando a otros sino pidiendo consejo.
A modo de conclusión,
podemos decir que el principal concepto con el que debemos identificarnos es
con el de tutor, ya que realmente esa es nuestra premisa de futuro. A esta
figura hay que caracterizarla, y dentro de las posibles opciones, la capacidad
de motivar y de dar consejo a la clase serían las más indicadas.
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