PROPUESTA DE INVESTIGACIÓN

 

La innovación educativa lleva estando muy presente desde que comenzó el nuevo milenio, y como futuros educadores debemos aportar nuestro granito de arena con una posible propuesta para mejorar la práctica docente.

Teniendo en cuenta las dificultades que se nos han presentado (en el plano educativo) a partir de la pandemia, mi propuesta esta ligada a la adaptabilidad necesaria en la docencia al mundo que nos rodea que, como podemos comprobar, tal vez no nos permita poder asistir a un aula física. Por lo tanto, el tema a tratar es la educación a distancia o telemática.

Esta modalidad ya no es tan nueva como lo era hace dos años, pero su presencia no ha terminado de consolidarse. Al margen de las limitaciones que nos puede imponer el Covid, son las dificultades en los horarios y las exigencias de cualificación actuales las que muestran a esta modalidad como sumamente útil, permitiendo seguir estudiando mientras se trabaja.

Dos son los principales beneficios de la educación a distancia. Por un lado, la puesta en práctica efectiva de aprender de forma autónoma. Y por otro, la oferta de una educación innovadora a partir de las TICs y al mismo tiempo flexible.



Sin embargo, como todas las modalidades, esta también cuenta con desventajas. En primer lugar, la limitada comunicación con el profesorado, sumado al excesivo peso de la autonomía del alumno, que en determinadas circunstancias es tremendamente negativa, llegando a que el alumno pueda estar completamente perdido en una materia. La problemática que surge a partir de estas desventajas puede ser amplia. Desde forzar al aislamiento del alumno hasta la completa deshumanización de las relaciones entre el educador y el educando.

Ante esta puesta en situación, y sabiendo que la educación presencial también cuenta con puntos a favor y en contra, lo más conveniente podría ser realizar test a alumnos que estén cursando una modalidad y a alumnos que estén cursando otra. A través de estos habría que tratar de comprobar la efectividad en el plano académico, a fin de cuentas, quien aprende mejor o más eficientemente. Y por otro lado un examen desde la perspectiva emocional, comparando si realmente puede afectar a un alumno mantener este tipo de relaciones con su profesor.
Además de estas pruebas académicos y emocionales, podemos recurrir a la entrevista con algunos de estos alumnos, permitiendo que en primera persona valoren la modalidad que están cursando.

El objetivo final no es determinar que modalidad es mejor, sino lograr establecer los elementos que realmente la definen para poder adaptarse de mejor manera a las necesidades específicas del alumno.



 

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